miércoles, 21 de agosto de 2013

Fuentes literarias y cinematográficas.para la América del siglo XX (i)

El siglo XX americano (I): del enfrentamiento del 98 a la Alianza para el Progreso.


Lecturas literarias recomendadas.

-      José Enrique Rodó (1900): Ariel.

Por las circunstancias que sucedían en el continente hispanoamericano en esta época, Rodó quería advertir de los efectos negativos del utilitarismo sobre el espíritu latinoamericano porque se basaba principalmente en el materialismo. Según el autor, para que el continente hispanoamericana recuperara sus valores espirituales, se debería seguir a los ideales estéticos de la cultura de Grecia como modelo del buen gusto por el uso del arte como una actividad mental que enriquece el espíritu, también considerar al cristianismo como fuente del idealismo. De esa manera los países hispanoamericanos se defendían de la dominación cultural estadounidense mediante el idealismo espiritual. Además, según Rodó la responsabilidad de los jóvenes reside en preservar una civilización de origen griego. El autor denuncia el concepto de Nordomanía porque aporta ideas extrañas al espíritu hispánico y por temor al imperialismo dado que en 1898 estalló la Guerra Hispano-Estadounidense y los Estados Unidos empezaron a imponer una forma de hegemonía continental. El autor insiste en el papel de los jóvenes para crear su propia identidad y cultura regionales sin estar afectados por las influencias exteriores. Asimismo, Rodó propone no seguir a E.E.U.U. como un modelo de la democracia por su carácter utilitario, lo que contradice con el espíritu democrático. La democracia según el autor se logra a través de la educación del pueblo y está basada en la igualdad social y que todos tengan acceso a todas las ramas del saber. El gobierno democrático debería formarse de seres educados moral e intelectualmente.

-      Miguel Angel Asturias (1954): El Papa Verde.

Se plantea las grandes claves en las políticas de penetración y dominio imperialista de las grandes multinacionales bananeras norteamericanas a principios del siglo XX, en Guatemala, en las llanuras atlánticas primero y del Pacífico después; hecho que se da también en Honduras y Costa Rica, y en otros países de América latina, como Colombia. A través de la representación del sistema de signos que constituye el espacio novelesco, y de la memoria colectiva del pueblo, de la que se hace eco el autor, la respuesta que surge de los pequeños y medianos propietarios y cultivadores locales (finqueros), y en particular de las grandes huelgas de los peones de las plantaciones de la United Fruit Company. El análisis completo de la problemática, y de la historia (del colonialismo norteamericano) se realiza a partir de la obra de Miguel Ángel Asturias, sobre todo de su trilogía bananera, que se inició con Viento Fuerte, publicada en 1950, seguida de El Papa Verde, de 1954 y Los ojos de los enterrados, editada ya en 1960. El propio Miguel Angel Asturias afinnaba que la “novela es el único medio que tengo para dar a conocer al mundo las necesidades y aspiraciones de mi pueblo”.


-      John Reed (1914): México insurgente (La Revolución de 1910).

John Silas Reed (1887-1920) fue un gran periodista graduado de la Universidad de Harvard, en 1911, un año después de graduarse, cruzó la frontera y se adentró en el territorio mexicano para realizar un reportaje de la lucha armada que estallo en el país después del asesinato de Francisco I. Madero. Durante un año y medio el reportero fue testigo de los sangrientos combates que se desataron en México, convivió con la tropa y se ganó la confianza de algunos jefes militares entre ellos Francisco Villa. México Insurgente es un libro rico en detalles y descripciones acerca de la Revolución.

-      Eduardo Caballero Calderón (1954): Siervo sin tierra.

La lucha de un campesino colombiano pobre, de raza indígena e ignorante, Siervo Joya por obtener un pedazo de tierra. Es la lucha infructuosa de toda una vida por ser propietario de una parcela para cultivarla con independencia. Después de prestar el servicio militar, regresa al campo, en donde trabaja como arrendatario de una pequeña parcela, dedicado al cultivo de maíz, al tiempo que sirve como peón en un trapiche vecino. Siempre vive sometido a los terratenientes, los administradores y mayordomos.

-      Mario Vargas Llosa (1969): Conversación en la catedral.

Es una visión de la sociedad peruana durante la dictadura del general Manuel Odría, los años cincuenta, época en que el Perú estaba marcado por la corrupción, inmoralidad, discriminación, prejuicios sociales y raciales, etc. En la historia se observa la decepción que va teniendo Santiago del Perú de mediados del siglo XX a la vez que el protagonista va cayendo poco a poco en el pesimismo y en la mediocridad, llegando a cobrar relevancia la conocida frase hecha por él al inicio: «¿En qué momento se había jodido el Perú?». En general, Vargas Llosa, a través de Santiago Zavala, nos brinda una imagen pesimista del Perú de entonces, en esta novela compleja, dialógica y fragmentada, cuya lectura es todo un reto y su análisis un desafío para la crítica.

-      Robert William Ellison (1952): El hombre invisible.

En esa novela, Ellison fragua una individualidad que la aparta de las demás de las novelas afroamericanas. La acción es plasmada alrededor de un narrador que habla en el presente, el "hombre invisible" y quien describe el dolor emocional que sufren quienes --- por ser negros --- se perciben como si fuesen transparentes para aquellos con quienes viven.
En muchos aspectos la novela califica como un interpretador del sentimiento que caracteriza a todos quienes proyectan apariencias africanas, desde el presidente Obama hasta el último de los limpiabotas --- ocupación que Ellison practicara por un tiempo para ganarse la vida. Debido a que en su novela Ellison plantea la anonimidad y la no-persona del negro, muchos de sus compatriotas se han distanciado de la misma, porque consideran que es maligna y que los califica a todos a ser miembros de una casta maldita.

-      Ramón Amaya Amador (1950): Prisión verde.

La más famosa  novela de Ramón Amaya Amador, publicada por primera vez en 1950,ha sido traducida a más de 14 idiomas. Una de las obras más leidas en historia de Honduras, acerca de la explotación de las bananeras hondureñas por las compañías transnacionales fruteras y el abuso del suelo patrio.

-      Isabel Allende (1982): La casa de los espíritus.

Isabel Allende consigue recrear literariamente parte de la historia de Chile, desde principios del siglo XX hasta bien entrado el Golpe Militar de septiembre de 1973. La novela, sin retruécanos ni yuxtaposiciones da cuenta de la historia de una familia perteneciente a un segmento de la oligarquía chilena venida a menos, pero que gracias a un golpe de fortuna y perseverancia, consigue recuperar su feudalismo, dinero y potestad. El peso de la historia descansa en la vida personal de Esteban Trueba, quien de ser hijo de madre viuda, arruinada y enferma terminal, pasa a convertirse en minero y latifundista.Posteriormente, como suele ser el recorrido natural de los hombres adinerados por estas tierras, llegará a ocupar un escaño en el Senado de la República, con todas las características de los políticos conservadores chilenos de mediados de siglo, reaccionarios y fieros, marcados con el sello de un anticomunismo acérrimo.

Películas recomendadas.

-      El Cuarto Mandamiento (1942), de Orson Wells.

El cuarto mandamiento, título con el que se estrenó en España aunque también sea conocida como El esplendor de los Amberson, se adapta perfectamente al universo temático de Welles, donde se narra una saga familiar ambientada  en los comienzos del siglo XX, donde pronto quedará reflejada la lucha entre el viejo mundo, con su mezcla de tradición y conservadurismo, y el progreso de los nuevos tiempos. Es difícil no ver en el personaje protagonista del filme, Eugene (Joseph Cotten), un reflejo del propio director. Así, frente a los corsés del antiguo régimen representados por la patriarcal familia, Eugene aporta la innovación (asociada al desarrollo del automóvil) necesaria para sobresalir de una clase social que está abocada al fracaso pues su tiempo ya pasó.

-      Viva Zapata! (1952), de Elia Kazan.

Emiliano Zapata (Marlon Brando) forma parte de una delegación que se entrevista con el presidente Porfirio Díaz (Fay Roope), para protestar por el trato injusto que su gobierno da a los campesinos, favoreciendo a los terratenientes que les habían arrebatado sus tierras. El presidente los trata con displicencia y los despide. Ante esta actitud, Emiliano decide iniciar una rebelión abierta en el sur de México. Al mismo tiempo, Pancho Villa (Alan Reed) hace lo mismo, junto al líder reformista Francisco Madero (Harold Gordon). La rebelión triunfa y Porfirio Díaz es derrocado. Es reemplazado por Francisco Madero, y el nuevo gobierno pronto sigue el mismo camino corrupto y egoísta del anterior. El hermano mayor de Emilio, Eufemio, (Anthony Quinn) se muestra como un dictadorzuelo que toma para sí lo que le apetece, sin ningún respeto por la ley. El presidente Madero, ingenuamente, le entrega su cuota de poder al general Victoriano Huerta (Frank Silvera), quien pronto lo derroca y asesina. A su vez, Huerta pronto es derrocado y se exilia. Un nuevo líder, Venustiano Carranza, asume la presidencia, y derrota a Pancho Villa. Emiliano Zapata seguirá sus pasos y es asesinado en una emboscada.

-      Las uvas de la ira (1940), de John Ford.

Tom Joad (Henry Fonda) regresa a su hogar tras cumplir condena en prisión, pero la ilusión de volver a ver a los suyos se transforma en frustración al ver cómo los expulsan de sus tierras. Para escapar al hambre y a la pobreza, la familia no tiene más remedio que emprender un larguísimo viaje lleno de penalidades con la esperanza de encontrar una oportunidad en California, la tierra prometida. 

-      Caballero sin espada (1939), de Frank Capra.

Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Wahsington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender apasionadamente la democracia, pone en evidencia una importante trama de corrupción. 

-      Ciudano Kane (1941), d'Orson Welles.

Charles Foster Kane (Orson Welles) es un magnate de la prensa enormemente rico que ha estado viviendo solo en Florida en su suntuosa finca Xanadu durante los últimos años de su vida. Muere en la cama pronunciando la palabra «Rosebud...» mientras una bola de nieve cae de sus manos y se hace añicos. La muerte de Kane es noticia en todo el mundo. El periodista Jerry Thompson (William Alland) investiga sobre la vida privada de Kane con el objetivo de descubrir el significado de su última palabra al morir. El periodista entrevista a los amigos y compañeros del magnate. Es así como se va desarrollando la historia a través de los recuerdos de los entrevistados. Thompson visita a la segunda mujer de Kane, Susan Alexander (Dorothy Comingore), ahora una alcohólica que tiene su propio club, pero que rechaza contarle nada. Thompson acude entonces al archivo privado de Walter Parks Thatcher (George Coulouris), un difunto banquero que fue el tutor de Kane durante su infancia y adolescencia. A través de las memorias de Thatcher, Thompson conoce la infancia de Kane. Thompson luego entrevista a Bernstein (Everett Sloane), el apoderado de Kane; a Jedediah Leland (Joseph Cotten), su mejor amigo; a Susan por segunda vez y a Raymond (Paul Stewart), su mayordomo.

-      La Patagonia rebelde (Argentina, 1974), de H. Oliveira.

Ambientada principalmente en Río Gallegos (Provincia de Santa Cruz), durante los años finales de la década del ‘10, narra las circunstancias que llevaron a la formación de una célula sindical de trabajadores rurales, motivada por la búsqueda de mejores condiciones de trabajo. El film explica las causas que llevan de las primeras asambleas gremiales a la implementación de una serie de huelgas del campo que, por su duración, obligan a tomar partido al gobierno radical de Hipólito Yrigoyen. Es el propio presidente quien envía a un militar de su confianza a informarse y resolver la cuestión. El Comandante Zavala, interpretado por Héctor Alterio, llega al sur, recorre estancias, observa las condiciones infrahumanas en las que viven los peones, habla con los patrones, entrevista a los capataces y finalmente redacta un informe con sus conclusiones. Afirma en él, que la culpa de los conflictos es de los estancieros; que los constantes reclamos y la conducta violenta de los trabajadores deriva de la vergonzosa condición humana a la que se ven reducidos por el avasallamiento de los patrones. Tras este informe, se firmará el primer convenio colectivo de los trabajadores rurales. El convenio no será cumplido por los patrones y nuevamente recrudecerán las huelgas, ahora mucho más extensas que las anteriores. El Comandante Zavala será nuevamente el encargado de resolver la cuestión, pero esta vez lo hará en sentido contrario. La masacre de los líderes sindicales y de centenares de trabajadores marcará el cierre de las disputas por la dignidad laboral en el sur argentino.

-      La tapadera (1975) de Martin Ritt.

Evocación irónica y amarga de la famosa "caza de brujas" de Hollywood. En esa época, el guionista de televisión Alfred Miller era uno de los escritores condenados al ostracismo por sus ideas de izquierdas. Para poder seguir trabajando, ofreció dinero a Howard Prince, un excompañero del colegio, a cambio de que le permitiera utilizar su nombre para firmar sus textos. No será el único escritor que requiera los servicios de Howard como testaferro. La película fue realizada por profesionales que habían estado en las listas negras: el director Martin Ritt, el guionista Walter Bernstein y algunos actores como Zero Mostel, Lloyd Gough, Herschel Bernardi, etc. Es quizá la primera película de una de las grandes productoras clásicas, la Columbia Pictures, que denunció seriamente este asunto.

-      Primera plana. (1974), de Billy Wilder.

Chicago 1929. Ewan Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas espera el indulto o la confirmación de la sentencia. Hiddy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el maquiavélico director del periódico, empeñado en retenerlo, tratará de impedir su boda por todos los medios.



-      Las aguas bajan turbias (1952), de Hugo del Carril.
Es una película argentina, basada en la novela "El río oscuro" de Alfredo Varela (quien también colaboró en el guion). Realizada entre 1951 y 1952, es una obra representativa del estilo de cine político-social de su autor e intérprete principal, Hugo del Carril, y está considerada entre las obras más destacadas del cine argentino. Fue estrenada el 9 de octubrede 1952. Los hermanos Santos y Rufino Peralta (del Carril y Laxalt) se emplean como trabajadores en los yerbatales del Alto Paraná. Allí se encontrarán con condiciones infrahumanas de trabajo y la codicia de los patrones. Además, Santos se enfrentará con un capataz por el amor de Amelia (Adriana Benetti). La rebelión va madurando, al tiempo que se va gestando la formación de un sindicato de trabajadores. Finalmente, los obreros se alzan y castigan duramente a sus explotadores.

-      El chacal de Nahueltoro (Miguel Littin, 1969).

Es una película chilena de 1969, escrita y dirigida por Miguel Littín. Basada en hechos reales, la película es la recreación de un impactante crimen, hito de la crónica roja o policial de Chile de mediados de la década de 1960, cuando un campesino llamado Jorge del Carmen Valenzuela Torres fue apresado por el asesinato múltiple de una mujer campesina y sus cinco hijos, en la localidad de Nahueltoro (San Carlos). Por la brutalidad del crimen cometido fue apodado El Chacal.


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